miércoles, 14 de noviembre de 2012

AUSENCIA


Mi cuerpo palideció al ver sus ojos de odio.
Como cuchillas de acero sentí sobre mí, 
clavándose hasta lo más hondo.
Ni una palabra... todo en silencio.


Sólo su odio y resentimiento me dejó.


¡Dios mío, que vacío por dentro!
Como un guiñapo sucio y roto,
así me siento...¡Nada!
Clavado quedó en mí su recuerdo.
¡Sólo soy un trapo viejo! 








La esperanza desapareció en un instante, y la desilusión ocupó su lugar. 
11 de abril de 1987

2 comentarios:

  1. que hermoso y tan triste. un saludo.

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  2. Gracias Mulier , sí, la verdad es que es un poco triste. Recuerdas, cuando te comenté sobre una de tus poesías , que te dije que me recordaba a una mía? Pues era esta. UN abrazo!

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